Ha sido histórico. Un río de gente joven, de trabajadores y trabajadoras, de familias enteras, activistas de los sindicatos de inquilinas y de la izquierda militante hemos tomado Madrid, desde los barrios populares, gritando, exigiendo demostrando la inmensa fuerza que tenemos. Medio millón de personas hemos protagonizado una movilización sin precedentes para exigir una vivienda digna y asequible, y señalar a los caseros rentistas, a los bancos y a los fondos buitre, pero también a los responsables políticos de esta calamitosa situación: el PP de Ayuso y también al Gobierno PSOE-Sumar que está consintiendo y alentando este desastre.

La manifestación ha desbordado todas las expectativas. Cuando la cabecera llegaba a Gran Vía, aún seguían saliendo personas de Atocha. Un recorrido plagado de pancartas de numerosos colectivos sociales que están combatiendo día a día, barrio a barrio, contra los desahucios, los alquileres abusivos, los pelotazos urbanísticos, los alquileres turísticos, y todas las tropelías que enfrentamos para poder acceder a una vivienda: Sindicato de Inquilinas, Sindicato de la Vivienda, numerosas PAH, de Vallecas, de Leganés, de Alcorcón, de Usera, el Sindicato de Estudiantes, Menos Lectivas del profesorado, sindicatos combativos y de clase, etc.

 

Una movilización impresionante donde no han dejado de cantarse consignas señalando la responsabilidad del PP y del Gobierno central, “La ley de vivienda, es una mierda”, “Ayuso culpable, Gobierno cómplice”, “Hace falta ya una huelga de alquileres, hace falta ya una huelga general”, y a esos caseros rentistas que se forran con nuestra precariedad, y a los que la ministra de Vivienda del PSOE pedía cínicamente solidaridad: “Fuera rentistas de nuestros barrios”, “Fuera Airbnb de los barrios de Madrid”, “Idealista, portal terrorista”... exigiendo además la expropiación de estas viviendas para su uso social. Y también se ha denunciado, con mucha rabia, a Desokupa, esos fascistas amigos de la policía que colaboran para desahuciar a familias humildes.

Una manifestación en la que las y los compañeros del Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria hemos intervenido con decisión, formando un potente cortejo que no ha dejado de animar y gritar consignas, y en la que hemos vendido masivamente repartiendo miles de panfletos y vendiendo nuestro periódico El Militante, con una portada dedicada a la lucha por la vivienda pública y a la necesidad de expropiar los pisos en alquiler en manos de caseros rentistas, bancos y fondos buitres.

La juventud trabajadora, las y los estudiantes, completamente excluidos del acceso a la vivienda, y sin ninguna perspectiva de futuro, han nutrido la manifestación poniendo en evidencia la profunda rabia acumulada. La crítica implacable al Gobierno criminal de Ayuso, que ha hecho de Madrid el parque temático de la especulación, pero también de un Gobierno que se dice de izquierdas y que ha traicionado todas sus promesas. Basta ya de mentiras. Bajo el Gobierno más “progresista de la historia” el acceso a la vivienda digna y asequible se ha convertido en una odisea, con el precio de los alquileres alcanzando records nunca vistos.

La intervención de nuestra compañera Celia del Barrio al final de la manifestación, dirigiéndose al cortejo multitudinario del Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria, ha sido muy claro: tenemos toda la fuerza y toda la razón para ir más allá, hacia la huelga general de alquileres y la huelga general para torcer el brazo al Gobierno de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, que hablan de vivienda todos los días, pero legislan para bancos, fondos buitres y para esas decenas miles de caseros rentistas que se llenan los bolsillos con nuestros salarios y además son la base social y electoral del PP y de Vox.

 

Sin duda nos encontramos ante un acontecimiento decisivo. Una manifestación de una magnitud tremenda que se une a las que ya hemos visto en Canarias, Málaga, Barcelona o Mallorca, y que supone la puesta en marcha de un movimiento de masas, por abajo, democrático, mediante la acción directa, para conquistar en las calles, mediante la lucha, lo que no se puede conquistar en ningún parlamento.

Necesitamos que esta manifestación sea un nuevo jalón de cara a fortalecer y extender este maravilloso movimiento. En primer lugar organizándonos, en el Sindicatos de Inquilinos y dela Vivienda, en la PAH, en el Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria, para hacer avanzar el movimiento con una estrategia clara.

Es necesario dar continuidad a esta rebelión, comenzando a preparar y organizar la huelga de alquileres, y planteando la necesidad de impulsar una huelga general de trabajadoras y trabajadores para acabar con una situación que se ha vuelto insostenible. CCOO y UGT, que también han participado en la manifestación con la boca pequeña, si quieren contribuir lo tienen muy fácil: que dejen de hacer de muleta del Gobierno y que convoquen ya una huelga general de 24 horas por la vivienda. ¡Hay más razones que nunca! ¡Basta de excusas!

 

Al mismo tiempo, si queremos vencer, necesitamos levantar una alternativa al programa de la derecha y los rentistas, y del PSOE, cuya ministra de Vivienda solo sale a la palestra para defender a capa y espada a propietarios. Un programa que rompa con los marcos del capitalismo, y ¡que sí!, que ponga en cuestión la propiedad privada y ponga encima de la mesa la consigna de la expropiación; la expropiación de esos cientos de miles de pisos para el alquiler y la especulación en manos de bancos, fondos de inversión y caseros rentistas, y crear así un parque de vivienda de alquiler 100% público con alquileres no superiores al 10% del salario. Solo así se garantizará el derecho a la vivienda de todas y todos.

Vamos a enfrentar este drama social, consiguiendo que la vivienda deje de ser un negocio para convertirse en un auténtico derecho.

¡Solo el pueblo salva al pueblo!

¡Ayuso culpable, Gobierno cómplice!