El pasado 15 de junio el Centro Social Okupado La Enredadera, ubicado en el distrito de Tetuán de Madrid, sufrió un nuevo intento de desahucio, que se suma a los anteriores que ha venido soportando este espacio en el último periodo.
En esta ocasión sumando un factor añadido al hostigamiento que este viene recibiendo, ya que fue perpetrado por quince nazis organizados en GH Desocupación. Esta es una empresa tapadera cuyo fin no es otro que el de blanquear la violencia que quieren ejercer contra la clase trabajadora que se organiza políticamente y que recupera espacios para fomentar el tejido activista y comunitario de los barrios.
También, de forma mucho más habitual de lo que podamos imaginar, estas empresas atacan a las personas que, empujadas por la necesidad a la que este sistema nos condena, deciden okupar una vivienda (en la mayoría de los casos viviendas propiedad de bancos, inmobiliarias y fondos buitre) para tener un techo bajo el que vivir y en el que buscar una alternativa a la especulación inmobiliaria que hace impagables los precios de los alquileres y de las hipotecas para un amplio sector de los jóvenes y de la clase trabajadora.
Estos matones, que representan lo peor y más violento de la reacción, y que además hacen un vergonzoso negocio agrediendo y echando de sus casas a la gente, han decidido dar pasos más allá atacando frontalmente a un centro social, envalentonados por la política ultraderechista practicada por el PP, su holgada victoria electoral y la oleada de desahucios que ha habido en los últimos meses como el de Alcobendas, donde expulsaron de sus viviendas a 300 personas, entre ellas 180 menores.
Así que anteayer decidieron presentarse por la tarde en La Enredadera profiriendo todo tipo de amenazas de agresión, en busca de la intimidación y tratando de sembrar el pánico, porque saben sobradamente que sus acciones no van a tener consecuencias por parte del aparato del Estado que, una vez más, jugó el papel de escolta cuando les llegó la hora de marcharse. Pero ¿quién marco la hora de salida de estos matones? ¿Los policías que les escoltaban? Para nada, la hora la determinó el apoyo recibido por el vecindario y los compañeros, compañeras y compañeres de La Enredadera que salieron a la calle en defensa de su centro social, que acudieron a defenderlo interponiéndose entre los agresores y el espacio, en una respuesta que fue valiente e inmediata. Y es que este es el único camino abierto para frenar a la reacción y a la extrema derecha, salir a la calle a confrontarles y no dejar sin respuesta sus agresiones. Cuando esto sucede, y como se ha demostrado a lo largo de la historia, no les queda más opción que darse la vuelta e irse, arropados eso sí, por el aparato del Estado. Porque si nos organizamos y les confrontamos mediante la movilización social las calles pueden volverse un entorno muy frío para ellos.
Por ello, desde el Sindicato de Estudiantes enviamos todo nuestro apoyo y determinación para luchar contra estás bandas de matones y de nazis siguiendo el ejemplo que ayer se dio en La Enredadera y que se está dando en las luchas por la vivienda, parando desahucios y resistiendo frente a las agresiones de la policía y de los nazis organizados.