Son ya más de 140 los muertos confirmados y decenas los desaparecidos en Valencia, y también hay víctimas en Albacete y Cuenca. Unas cifras que previsiblemente aumentarán más en las próximas horas. Además, miles de personas vivieron horas de angustia y peligro atrapadas en sus trabajos, en sus vehículos o han tenido que huir de sus hogares para salvar sus vidas. Una catástrofe que podía haber sido evitada en gran medida, pero los recortes salvajes del Gobierno de la Generalitat del PP, unido a la avaricia empresarial, la ha aumentado exponencialmente.

A la una del mediodía de ayer 29 de octubre, el president de la Generalitat, Carlos Mazón, tenía el cinismo de enviar un mensaje de tranquilidad. Afirmaba con todo el empaque que lo peor del temporal había pasado, y que a las seis de la tarde disminuiría su intensidad. Era el momento en que miles de trabajadores y trabajadoras, atrapadas en polígonos, centros comerciales, en sus coches, en sus viviendas también, empezaban a vivir una pesadilla de angustia y terror.

Que un sinvergüenza reaccionario como Carlos Mazón pueda haber actuado así y no dimitir inmediatamente, confirma la desfachatez de la derecha. Se creen impunes en sus crímenes contra la clase obrera. Y además piensan que somos todos imbéciles y que no entendemos por qué la situación se ha descontrolado en un escenario propio de una guerra destructiva.

El colapso de los servicios de emergencias y la falta de previsión y planificación son responsabilidad de este maldito Gobierno del PP y de sus aliados de Vox en el Parlament. Miles de millones de euros para sus amigos empresarios, para la especulación inmobiliaria, y recortes salvajes para los servicios públicos que tendrían que haber previsto y resuelto esta situación.

A pesar de que hace días que se conocía los efectos brutales que podía desatar el temporal[1], ni la Generalitat ni tampoco el Gobierno Central del PSOE y de Sumar, hay que decirlo porque es así, tomaron la más mínima medida de prevención. Es más, el Ejecutivo de Pedro Sánchez valoró declarar la “emergencia nacional” pero lo descartó para “respetar las competencias autonómicas”. ¿Es una broma? ¡Serán miserables! Ni tan siquiera advertir a la población del inminente peligro que existía para que evitáramos salir de casa. Una actitud negligente y criminal cuyo precio pagamos los de siempre, los trabajadores.

Los muertos los ponemos nosotros

“La noche va a ser larga”[2], declaró  Mazón ante los medios de comunicación. Un infierno es lo que ha sido para todas y todos los que han sido abandonados como perros por el Govern y las instituciones públicas. Las imágenes son terroríficas: personas atrapadas en sus casas junto a cadáveres arrastrados por las riadas, familias con niños y personas dependientes tratando de hacer frente a las inundaciones, mayores aterrorizados en residencias anegadas de agua.

Durante las primeras horas del temporal, cuando ya era una evidencia su gravedad, los responsables políticos siguieron sin mover un dedo. Ni un solo protocolo de actuación serio, ni movilización contundente de medios. Nada de nada. Únicamente una alerta por teléfono a las ocho de la noche, cuando ya poco se podía hacer. Más escandaloso aún, esa alerta se realiza más de ocho horas después de que la Confederación Hidrográfica del Júcar anunciara que ya había barrancos desbordados y que el río Albaida registraba una “crecida considerable”.

La vida siguió con normalidad mientras miles de personas continuaban en sus puestos de trabajo sin saber que no iban a tener opción de volver a casa, o que para hacerlo tendrían que jugarse su integridad física o incluso su vida.

La realidad es que los efectos de esta tragedia se podrían haber minimizado con medidas adecuadas. Empezando por suspender la actividad productiva, las clases escolares y desplegar todos los equipos y medios de emergencias necesarios para hacer frente a la situación.

Pero no solo es una falta de voluntad política. Un factor que ha agravado severamente la situación es la precariedad que existe en los servicios de emergencia valencianos. Unos cuerpos públicos diezmados tras años y años de recortes. Leer ahora las declaraciones de Mazón, celebrando como una victoria el desmantelamiento de la Unidad Valenciana de Emergencias, a la que tildaba de “chiringuito”, mientras regalaba más de 90 millones en subvenciones a los empresarios de la Volkswagen, hace hervir la sangre de indignación[3][4].

Mazón y el PP son culpables. Pero no solo. La responsabilidad también recae sobre el Gobierno central.

Ante el inminente peligro, ¿por qué no actuó inmediatamente? La obligación de un Gobierno que se dice de izquierdas es ponerse del lado de los trabajadores, no del de los empresarios y la derecha más putrefacta. Al igual que los sindicatos, quienes deberían haber exigido, e impuesto en los hechos, la paralización incondicional e inmediata de la actividad productiva por el grave peligro que suponía mantener la misma. Pero no ocurrió nada de eso. Una vez más la clase obrera se ha encontrado completamente huérfana.

Solo el pueblo salva al pueblo

Y en estos momentos de caos y barbarie, de inacción de la derecha que controla la Generalitat, de complicidad por parte de esa izquierda sumisa que dirige el Gobierno central y de la burocracia sindical, es cuando la solidaridad de clase y la acción directa de los trabajadores se abre paso.

Las imágenes de bomberos jugándose la vida para salvar a personas atrapadas, de vecinos y vecinas parando el tráfico por iniciativa propia y redirigiéndolo hacia rutas seguras, de innumerables personas que han estado pendientes de las llamadas de auxilio en las redes sociales, para actuar y salvar vidas ante el colapso de los teléfonos de emergencia… demuestran que solo podemos contar con nuestras propias fuerzas.

Esa es la inspiración maravillosa que desnuda la hipocresía institucional de estos momentos.

A pesar del dolor, de la consternación por lo que estamos viviendo, tenemos que levantarnos y exigir responsabilidades, que se tomen medidas de verdad. Basta ya de impunidad. Basta ya de que unos y otros se tapen su absoluta desidia. Basta ya de sacar al rey para que llore lágrimas de cocodrilo que no consuelan a nadie y son un insulto para los que han perdido tanto.

Y basta ya de proteger la avaricia empresarial, a esos dueños de Mercadona, de Ikea, de tantas y tantas empresas que ayer mostraron su completo desprecio por la vida de nuestra gente, y obligaron a miles a seguir trabajando arriesgándolo todo. Los empresarios son responsables directos de estos muertos.

Basta de mentiras y de palabras. Si al Gobierno central le queda un mínimo de conexión con su base social debe destinar los millones que sean necesarios para el rescate de quienes están aún atrapados, para reparar las infraestructuras dañadas y todo el desastre provocado. Y ese dinero tiene que salir de los bolsillos de esos capitalistas valencianos y del resto del Estado que se lucran con nuestra explotación y nuestras vidas. Que aprueben ya un paquete de emergencia y rescate social y que se financie con un impuesto directo a Roig y a toda la oligarquía del País Valencia y del resto del país.

Y hay que exigirlo en las calles, a través de la lucha y la movilización. Debemos impulsar una gran respuesta de los trabajadores y la juventud, de todo el pueblo, para que los servicios privatizados vuelvan a la titularidad pública, para que se dediquen recursos masivos a los servicios de emergencias, a la restauración de casas, infraestructuras y espacios destruidos, garantizando que se mantienen todos los puestos de trabajo. Y que denuncie la catástrofe climática a la que nos lleva el capitalismo.

Una movilización que también debe poner en primer plano la dimisión inmediata de Mazón y todo el Govern, por sus negligencias y por la política criminal que nos ha llevado a esta situación.

La solidaridad con todos los familiares y amigos de las víctimas, con todos y todas las afectados es imperiosa. Y eso pasa también por la reparación y la justicia.

 

Notas:

[1] Mazón pide a los valencianos que se queden en casa: «La noche va a ser larga»

[2] Mazón pide a los valencianos que se queden en casa: «La noche va a ser larga»

[3] El Consell destinará 90 millones de euros a la gigafactoría de Volkswagen en Parc Sagunt II

[4] El PP de Mazón presumió de eliminar "el chiringuito" de la 'UME valenciana' tres meses antes del incendio