23 de febrero MANIFESTACIÓN 12h. Atocha – Sol

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha declarado una guerra sin cuartel contra la educación y la sanidad pública, la clase obrera y la juventud. Tras décadas de recortes, privatizaciones y contrarreformas impuestas por los distintos Gobiernos del PP, la situación ha llegado a un punto crítico insostenible.

El deterioro salvaje afecta a todos los niveles educativos. Desde infantil a la universidad, pasando por secundaria y FP, la falta de recursos, de plazas públicas, de calefacción en invierno o aire en verano, clases saturadas, la segregación educativa, el empeoramiento de las condiciones laborales del profesorado y del personal no docente, el abandono escolar... son nuestro día a día. Si a esto le sumamos que Madrid tiene los índices de desigualdad más altos de todo el Estado, el cóctel es explosivo.

Mientras la educación pública se desmantela a ojos de todo el mundo, la privada-concertada vive una época dorada. En la CAM existen 6 universidades públicas frente a 27 privadas. Ayuso y su Consejería invierten más de 1.100 millones de euros en la concertada cuando estos colegios lideran la tasa de exclusión social, ponen en marcha becas para ricos y privatizan servicios públicos fundamentales.

Todo esto acompañado de los chanchullos y la corrupción que tanto caracterizan al PP y que se ha concretado en que más de 50.000 estudiantes de la FP pública no han logrado encontrar plaza este curso, mientras la FP privada recibe conciertos y subvenciones a espuertas. La patronal se está haciendo de oro a costa del presupuesto público y el Gobierno de Ayuso le ha dado todo el control de las prácticas en las empresas, de modo que los estudiantes de la pública se quedan sin acceso a las mismas.

Pero no es solo la educación. Todo lo público está en su punto de mira: la vivienda, el transporte, la sanidad pública...

En Madrid el 12,3% del presupuesto sanitario se gasta en conciertos con la sanidad privada. Solamente la facturación en Madrid de Quirón Salud, el gran monopolio privado del sector sanitario, ha crecido en un 58% en 2024 y su beneficio operativo en un 40% entre 2018 y 2023. A cierre de 2023, la deuda de la Comunidad de Madrid con Quirón era de 918 millones de euros.

Este drenaje de recursos públicos hacia manos de empresas privadas también beneficia a la familia de Ayuso. Su hermano se hizo con una comisión de cientos de miles de euros vendiendo mascarillas en plena pandemia, y su novio ha hecho más de lo mismo. Un enriquecimiento que se producía en el momento en que 7291 personas mayores murieron en las residencias sin haber recibido la atención sanitaria adecuada y en condiciones absolutamente inaceptables. Muertes que han sido despreciadas con arrogancia por la presidenta de la CAM.

Ayuso se ha convertido en la heroína de los caseros rentistas, bancos y fondos buitres que se enriquecen robándonos la vivienda y el salario, y de la ultraderecha que se jacta de los crímenes del franquismo y se niega a que la antigua Dirección General de Seguridad en la Puerta del Sol, donde se torturó a miles de luchadores antifascistas, sea reconocida como lugar de memoria histórica.

Pero también debemos ser claros. Si Ayuso ha llegado tan lejos es porque los dirigentes de CCOO y UGT, y la oposición parlamentaria de PSOE y Más Madrid, no han hecho nada por impulsar una movilización social contundente. Limitándose a declaraciones parlamentarias, o firmando acuerdos con Ayuso en el caso de los grandes sindicatos, le dan un gran balón de oxígeno.

Hay que romper con la oposición de terciopelo que practica una izquierda asimilada al sistema. Debemos levantar un movimiento de masas en las calles que no se arrugue ante esta reaccionaria. Por eso desde el Sindicato de Estudiantes participaremos activamente en la gran manifestación en defensa de la educación pública de este 23 de febrero, manifestación impulsada por Menos Lectivas y que rompe con la estrategia de desmovilización de los aparatos sindicales de CCOO y UGT. En ese día seremos miles de jóvenes codo con codo con nuestros profesores, padres y madres.

El 23 debe ser una palanca para organizar una huelga educativa contundente en este curso, y para seguir tejiendo una red de unidad con todos los sectores en lucha: vivienda, sanidad, servicios sociales, movimiento antifascista. Este es el camino para que la juventud y la clase obrera demos un golpe demoledor a las políticas de Ayuso y, desde abajo, construyamos entre todos y todas, colectivos y movimientos sociales, sindicatos combativos y la izquierda que lucha, una GRAN HUELGA GENERAL EN LA CAM.

No hay excusas para no impulsar una estrategia que permitirá unir a los millones de madrileños y madrileñas que sufrimos las consecuencias de la política capitalista y reaccionaria de esta tumprista.

¡Unir las luchas. Hacia la huelga general en la CAM!