Tras la acción de los milicianos de Hamás de este fin de semana, el Gobierno sionista, neofascista, racista y colonialista de Netanyahu ha desatado una nueva masacre en Gaza y en los territorios palestinos. Hasta el momento los bombardeos ya han dejado cientos muertos y más de 2.000 heridos entre la población civil, aunque las cifras se dispararán en los próximos días durante la brutal ofensiva militar que cuenta con el apoyo de EEUU, la Unión Europea, y del Gobierno español encabezado por Pedro Sánchez.
Gaza se ha convertido en el mayor campo de concentración del mundo, con más de dos millones de personas viviendo en la extrema pobreza, sin poder salir del territorio ni poder recibir comida y recursos más que a cuenta gotas, con electricidad apenas cuatro horas al día, y sufriendo constantes bombardeos que han causado miles de víctimas, y de ellas cientos de niños, en los últimos años. Antes de que se produjeran las incursiones de Hamas, casi 300 palestinos habían sido asesinados en los territorios ocupados desde el mes de enero, y miles de casas palestinas derruidas o robadas por los colonos.
Que ahora los Gobiernos occidentales y EEUU pongan el grito ante las incursiones de Hamás es de un cinismo y una hipocresía sin límites. Los mismos que arman hasta los dientes al Gobierno ucraniano, plagado de ultraderechistas y nazis, y que hablan de su derecho a defenderse, son cómplices de la salvaje ocupación sionista de Palestina y ponen el grito en el cielo hablando de ¡Terrorismo! Una ocupación asentada sobre una política racista de apartheid como la que padeció Sudáfrica, y en crímenes y violaciones sistemáticas de los derechos humanos de la población palestina, no ha conmovido a las potencias occidentales. Su doble rasero es despreciable.
Cuando los crímenes y los genocidios se cometen por parte de EEUU, la UE y sus Gobiernos aliados no parece haber ningún problema. Por eso no hay que engañarse por la propaganda occidental. Las reiteradas declaraciones de sobre el derecho de Israel a defenderse, son un llamamiento abierto para que se masacre al pueblo palestino.
Desde Izquierda Revolucionaria, Sindicalistas de Izquierda, el Sindicato de Estudiantes y Libres y Combativas llámanos a la movilización popular en defensa del pueblo palestino, de su aspiración inalienable a la independencia y a derrocar al Estado sionista capitalista. Nuestra solidaridad es de clase e internacionalista. Por eso entendemos que la lucha del pueblo palestino, y su derecho a la autodefensa, solo puede triunfar si se basa en una política revolucionaria, comunista, que una a todos los oprimidos de Palestina y también de Israel.
El integrismo religioso de Hamás no es ninguna alternativa. Para enfrentar al Gobierno asesino de Netanyahu, y también a la burguesía palestina y árabe que han actuado bajo las directrices de Washington y Bruselas en numerosas ocasiones, y en muchos casos como carceleros de su pueblo, hace falta una estrategia revolucionaria que se base en la lucha de masas, en las movilizaciones populares, en la huelga general y en la insurrección. Las Intifadas mostraron cual es el camino más efectivo para poner al sionismo y su maquinaria militar contra las cuerdas.
Es la hora de la solidaridad con los pueblos oprimidos por el imperialismo, de apoyar el combate de las masas palestinas contra décadas de ocupación, opresión y exterminio, y de una política que permita derrotar al enemigo sionista y no fortalecerlo. Y esa política, la única que puede acabar con esta barbarie, es la lucha de masas por la revolución socialista.
¡Viva la lucha del pueblo palestino!
¡Viva la revolución socialista árabe!