“Vamos a tomar el control de toda la Franja de Gaza (...) para hacerlo, necesitamos hacerlo de una forma que no nos paren”. Estas eran las declaraciones de Netanyahu este lunes 19 de mayo. Un llamamiento sin equívoco a arrasar Gaza de forma definitiva en un momento en que el genocidio sionista sigue centrando la atención política del mundo tras meses de una terrible hambruna planificada en la Franja por parte de Israel. Una masacre que se ha cobrado la vida de más de 70.000 personas, en su mayoría niños y mujeres, ha dejado cientos de miles de heridos y ha desplazado forzosamente a 1,9 millones de palestinos y palestinas.
Netanyahu y Donald Trump quieren llevar hasta las últimas consecuencias el plan de limpieza étnica. La ocupación militar permanente de Gaza, la demolición de cientos de casas palestinas de Cisjordania y las masacres que el ejército y las bandas de colonos armados están llevando a cabo, la hambruna impuesta a través del bloqueo total de suministros, todo este holocausto, se desarrolla ante los ojos del mundo sin que ninguna potencia capitalista mueva un dedo.
Ya el 5 de mayo, el Gobierno asesino de Israel, por boca de Benjamín Netanyahu, avanzaba en su determinación de culminar la estrategia de exterminio con estas palabras: “Es hora de dar los pasos finales”. Anunciaba así su particular “solución final” para conquistar definitivamente Gaza: formalizar su ocupación, establecer un Gobierno militar y desplazar a campos de concentración a la población, aplicando el plan de Trump para expulsar de sus tierras a dos millones de palestinos.
También el ministro israelí de Finanzas, Bezalel Smotrich, afirmó que Gaza será totalmente destruida y la población desplazada masivamente a terceros países: “En el camino, lo que queda de la Franja también va a ser barrido, simplemente porque todo allí se ha convertido en una gran ciudad del terror”. “Llevamos año y medio acabando con Hamás y desmantelando la forma de Gaza, dejándola con un nivel de destrucción completo y sin precedentes, y el mundo aún no nos ha parado”.
Saben que son una fuerza imprescindible en los planes de Washington en su lucha por mantener la supremacía mundial frente a China y Rusia. El regreso de Trump a la Casa Blanca ha supuesto un paso más en la estrategia de apoyar incondicionalmente a Israel. Los reiterados bombardeos contra las milicias hutíes en Yemen y las constantes amenazas de Trump de aplastar militarmente la resistencia palestina, justo en el momento en que Netanyahu sigue masacrando a la población y destruyendo a bombazo limpio lo poco que queda en pie de Gaza, dejan muy claro que la crueldad del régimen sionista tiene en el presidente norteamericano a un fanático seguidor.
Trump está llevando a las últimas consecuencias el apoyo militar, financiero y diplomático brindado por Biden y los Demócratas a los sionistas. Ha decidido que era el momento de que Netanyahu rompiera la tregua y tratara de implementar ya la “solución final” para el pueblo palestino.
Así lo afirmaba el propio Smotrich: “Nuestros mejores amigos del mundo, senadores que apoyan apasionadamente a Israel (...) me dicen esto: 'Te estamos dando toda la ayuda necesaria para la victoria, armas, apoyo, protección en el Consejo de Seguridad [de la ONU]. Pero hay una cosa que no podemos aguantar, no podemos aceptar imágenes de una hambruna, una hambruna masiva'”.
Una vez más vemos la hipocresía internacional de los capitalistas. Casi dos meses de bloqueo impuesto a sangre y fuego, con episodios como el infame bombardeo con drones a la Flotilla de la Libertad, ha colocado a Gaza, según el Comité Internacional de la Cruz Roja, “al borde del colapso total”. El 91% de la población sufre una hambruna que está segando la vida de miles y miles de personas. Esta masacre contra el pueblo palestino y la impunidad de que goza el sionismo señala directamente al conjunto de Gobiernos capitalistas, también del mundo árabe, que siguen permitiendo esta masacre.
Pero esta matanza no cuenta únicamente con el apoyo entusiasta de la derecha y la extrema derecha, también se está ejecutando con la complicidad criminal de la Unión Europea y los diferentes Gobiernos occidentales. Es el caso del Estado español, donde el Gobierno del PSOE y Sumar, a pesar de grandes gestos en las redes sociales, mantiene todas las relaciones económicas, militares y diplomáticas con Israel, y ha legitimado la represión policial y judicial contra las acampadas universitarias y la infiltración policial en asociaciones propalestinas.
Los datos son muy claros: desde el inicio del genocidio sionista, en octubre de 2023, el Ejecutivo español ha adjudicado 46 contratos a industrias militares israelíes por más de mil millones de euros. Puertos españoles, con la base naval de Rota a la cabeza, han servido para enviar municiones y otros suministros militares a Israel. A esto hay que añadir el aumento de más de 10.000 millones de euros en el presupuesto militar, superando los 40.000 millones y alcanzando el 2,5% del PIB.
Esta ola belicista que recorre la UE, jaleada y encabezada por la socialdemocracia, es una firme apuesta de la clase dominante occidental. La experiencia demuestra que el rearme belicista no tiene nada que ver con la defensa de la democracia, sino con el combate al enemigo interior, esto es, a la clase obrera y la juventud.
Las manifestaciones multitudinarias y numerosas acciones de protesta en solidaridad con el pueblo Palestino se han extendido desde los países árabes a EEUU, Europa y otros continentes mostrando la fuerza y disposición que existe para levantar un gran movimiento internacional y frenar este holocausto que están llevando adelante Netanyahu y Trump.
En el Estado español el movimiento estudiantil, los sectores más combativos del movimiento obrero y centenares de miles de trabajadoras y trabajadores también hemos mostrado una y otra vez nuestra disposición a luchar. Y lo seguiremos haciendo. Necesitamos redoblar la movilización, incluyendo la preparación de una huelga general de manera inmediata. Ya es hora de que los dirigentes de CCOO y UGT que hasta ahora han rechazado convocar una huelga general por Palestina, den un paso al frente para convocarla y exigir al Gobierno la ruptura total de relaciones con Israel. El conjunto de la izquierda y los movimientos sociales, de la juventud y la clase trabajadora tenemos que impulsar la organización, la movilización y las acciones de masas para romper esta paz social que nos han impuesto desde la izquierda institucional y la burocracia sindical. Nos va la vida en ello. Para conseguir la paz, luchemos por el socialismo y contra la barbarie capitalista y el sionismo.
¡Ni un euro ni una bala para la guerra imperialista y el régimen nazisionista de Netanyahu!
Ruptura de las relaciones con Israel, ¡por una huelga general ya!
Desde el rio hasta el mar, palestina vencerá