El 9 de Octubre, diada del País Valencià, se ha convertido en un día de referencia de la lucha antifascista en nuestro territorio. La participación en las movilizaciones ha ido en aumento año tras año, demostrando la voluntad de miles de jóvenes y trabajadores de hacer frente al peligro que supone la extrema derecha y las bandas fascistas. Este año, y ante la amenaza que supone el nuevo Gobierno autonómico del PP-Vox y la vuelta de los populares al Ayuntamiento de València y de otras muchas ciudades, dar una gran respuesta desde las calles tiene todavía más importancia.
El pacto PP-Vox para la Generalitat, sostenido sobre el acuerdo de los 15 puntos de la infamia, es la demostración de la receta que la extrema derecha tiene preparada para la clase trabajadora. Estos fascistas, ya sean azules o verdes, exaltan la unidad de España, la de la “una grande y libre”, atacan la memoria histórica, quieren acabar con los derechos lingüísticos, han declarado la guerra a las mujeres y al colectivo LGTBI de la mano de las sectas católicas, criminalizan a nuestros hermanos y hermanas migrantes y también a los jóvenes y activistas que nos movilizamos por una vivienda digna, contra los desahucios y los rentistas capitalistas y banqueros parásitos.
El fenómeno de la extrema derecha no es ninguna broma, es una realidad muy seria en todo el mundo. Organizaciones cada vez más fascistoides avanzan fruto de la crisis orgánica del sistema capitalista, el descrédito de sus instituciones y la democracia burguesa, y por la enorme polarización social que recorre el globo. En el Estado español, además, forma parte del ADN del Régimen del 78 y la complicidad de estos nazis y ultras con el aparato del Estado, la judicatura, la Policía o el Ejército es más que evidente. Así lo hemos visto con los casos de los 14 encausados de Pego, los 4 antifascistas de València, los jóvenes que ahora van a juicio por haber defendido la manifestación del 9-O de 2017 de la violencia fascista o la protección con la que contaron los fachas de España 2000 en Benimaclet en 2021. Son los brazos armados del Estado, de la patronal y de los capitalistas que quieren mano dura contra nuestra clase. Esquerra Revolucionària i el Sindicat d’Estudiants queremos enviar nuestro apoyo a todos los represaliados y represaliadas, cuyo único delito ha sido gritar ¡no pasarán! ¡Estamos a vuestro lado!
Vox y el PP creían que su victoria electoral en mayo les permitiría poner en marcha su programa reaccionario con rapidez y sin que hubiera una respuesta. Se equivocaron pero bien. La movilización del Orgullo o la protesta antifascista a mediados de julio con miles en las calles de València, les envió un mensaje claro: no nos dejaremos aplastar tan fácilmente y utilizaremos toda nuestra fuerza y las herramientas que tengamos a nuestro alcance para pararos los pies. Esto es el que explica su sonada derrota en las elecciones generales del 23-J. Millones en todo el Estado dijimos: ni hablar, no pensamos retroceder 40 años en el reloj de la historia. Las mujeres trabajadoras y los jóvenes jugamos un papel claro porque esto fuese así y que ahora la derecha españolista se encuentre en una gran crisis.
Hemos evitado que el gobierno central caiga en manos de la reacción pero a la extrema derecha y a sus bandas fascistas no las podremos frenar mediante las mismas instituciones que los protegen, ni tampoco aplicando políticas procapitalistas y racistas que hacen de oro a los empresarios y la patronal mientras la clase trabajadora sufrimos la pobreza, la inflación y los recortes en los servicios públicos, y se impone la paz social, como ha hecho durante cuatro años el Gobierno de coalición desde la Moncloa y el Govern del Botànic aquí. Estas políticas son las que precisamente ponen una alfombra roja para que Vox y el PP puedan expandir su demagogia.
Nuestra fuerza no está en el Parlamento, está en las calles. Necesitamos levantar una alternativa antifascista revolucionaria que se base en la lucha masiva de la clase trabajadora y la juventud, del movimiento feminista de clase y del colectivo LGTBI, y que una la batalla contra el fascismo a la necesidad de derribar el Régimen capitalista del 78. El capitalismo es una pesadilla. Necesitamos construir una izquierda que no renuncie a pelear y que abiertamente luche por la transformación socialista de la sociedad, donde seamos la mayoría de la población quien tengamos el control de las palancas fundamentales de la sociedad. Esta es la única manera de garantizar una vida digna para todas y todos.
Este 9 de octubre será una gran oportunidad para demostrar que al fascismo no se le discute en sesiones parlamentarias ni con cordones sanitarios, sino que se le combate con la acción directa en las calles.
¡Todas y todos a la manifestación a las 18h en la Plaça Sant Agustí!
¡Únete a los comunistas antifascistas, únete a Esquerra Revolucionària!