Ha sido una demostración de fuerza extraordinaria. Este 23F 150.000 docentes de todos los tramos educativos, estudiantes, trabajadoras y trabajadores, convocados por la Plataforma Menos Lectivas, por el Sindicato de Estudiantes y decenas de colectivos combativos y de la izquierda militante, hemos llenado Madrid contra las políticas privatizadoras de Isabel Díaz Ayuso y en defensa de una educación pública, digna, de calidad, democrática y laica. ¡Sí se puede, claro que se puede!

Las imágenes lo dicen todo. Desde las 11 de la mañana una riada de gente con camisetas verdes, portando pancartas firmadas por asambleas de Menos Lectivas de decenas de IES y colegios, de miles de jóvenes llenando el cortejo de del Sindicato de Estudiantes, de familias indignadas, de una clase obrera que está harta de cómo este gobierno de reaccionarios está destruyendo los servicios públicos y llenado los bolsillos de esa manada de empresarios de la enseñanza privada, de la sanidad privada, de caseros rentistas… hemos dado un estruendoso golpe en la mesa.

Un grito de rabia y una determinación extraordinaria, porque hay una clara conciencia de que en Madrid se han traspasado todas las rayas rojas y hay que frenar esta ofensiva reaccionaria de la única manera efectiva: la lucha de masas para llegar hasta el final.

La gran movilización del 23F, organizada desde abajo, mediante la acción directa de cientos de activistas en colegios, institutos, universidades y barrios, ha sido también una denuncia contra los campeones de la paz social, contra esa burocracia de CCOO y UGT que está muy a gusto desmovilizando y firmando acuerdos infames con Ayuso, y también contra esa izquierda parlamentaria sumisa del PSOE y Más Madrid que practican una oposición de terciopelo y se contentan con algún que otro discurso y comentario ingenioso en redes sociales.

Desde el Sindicato de Estudiantes e Izquierda Revolucionaria hemos impulsado esta gran movilización para defender que no podemos dar ninguna tregua a Ayuso y sus secuaces. Que la batalla no está perdida en Madrid, todo lo contrario. Que esta trumpista cuenta con el margen de maniobra que le otorga la izquierda reformista y las cúpulas sindicales burocráticas, que se encuentran muy cómodas buscando siempre excusas para no hacer nada.

Es realmente un insulto a las víctimas de las residencias de mayores, a los trabajadores públicos que sufren los recortes, a la juventud que no puede encontrar una vivienda digna por que los alquileres tienen precios abusivos, a todas las vecinas y vecinos que sufrimos el deterior de las condiciones de vida de nuestros barrios, de nuestros colegios e institutos públicos, de nuestros hospitales y ambulatorios, es un insulto que esta izquierda otanista y esta burocracia sindical se queje de que no les votan y hayan sido incapaces de organizar una sola huelga general contra Ayuso en todos estos años.

Su paz social envalentona a esta reaccionaria, Por eso, si queremos tumbar estas políticas y conquistar derechos fundamentales en Madrid, hay que tomar la calles y librar una batalla sin cuartel. Las condiciones existen, claro que existen.

La movilización histórica de este 23F debe servir para organizar, en primer lugar, una huelga educativa contundente en este curso, que paralice toda la educación pública desde infantil a la universidad. Y, en segundo lugar, para tejer una red de unidad de todos los sectores en lucha, educación, vivienda, sanidad, servicios sociales, cuidados, y el movimiento antifascista. Este es el camino para que la juventud y la clase obrera construyamos una GRAN HUELGA GENERAL EN LA CAM y derrotemos las políticas de Ayuso.

Hay que impulsar esta estrategia y unir a los millones de madrileños y madrileñas que sufrimos cada día las política capitalistas y privatizadoras de esta fascista