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Querían que se quedaran calladas, en silencio e invisibles. Querían que no se denunciara lo que sucede en los IES Humanejos, IES Nicolás Copérnico y el IES Narcís Monturiol de Parla. Pero las estudiantes musulmanas han dado una lección de dignidad enorme.

Tras días empapelando toda la ciudad, difundiendo la injusticia que sufren en sus centros de estudio por no poder cursar sus estudios con el hijab o los planes para implementar esta prohibición, hoy ha quedado claro que ante las discriminaciones solo hay un camino: lucha, lucha y lucha.

A las 11h ha arrancado una manifestación vibrante desde el IES Nicolás Copérnico. Centenares de estudiantes, algunas con hijab y otras no, muchas musulmanas y otras no, de diferentes orígenes y de distintas zonas de Madrid, nos hemos unido para exigir unas aulas libres de machismo, de racismo e islamofobia. Las pancartas que llevaban las estudiantes no podían ser más claras: “mi hijab, mi derecho a la educación sin exclusión”, “Las mujeres llevan siglos luchando por la libertad y la educación para que dependa de nuestra ropa”, “Prohibir el hijab es racismo disfrazado de laicismo”.

Rabia, es mucha la rabia que sentimos ante este racismo putrefacto que sigue tan presente en nuestros centros de estudio. Que no nos vendan historias. Sabemos que si quisieran fomentar la “laicidad” del sistema educativo dejarían de financiar con fondos públicos a institutos controlados por la Iglesia, se dejaría de impartir religión católica y no se utilizaría el dinero de todos para pagar a curas y monjas. Pero no. Las únicas que están bajo ataque son las estudiantes musulmanas y su hijab. Y eso, se mire por donde se mire, es racismo, islamofobia y machismo.

Por eso nos hemos dejado la voz cantando: ¡solo yo decido como yo me visto! ¡feminismo para todas, que no sea selectivo! ¡mi hijab es mi identidad! ¡mi hijab no molesta, tu islamofobia sí! ¡Ayuso, escucha, eres una racista! ¡En este instituto no hay libertad! ¡Libertad de expresión no importa la religión! ¡Educación pública y en libertad!

Hemos ido recorriendo las calles de nuestra ciudad hasta llegar al IES Narcís Monturiol. Merece la pena detenernos en lo que ha sucedido esta mañana tras las paredes de este centro educativo público.

Media hora antes de arrancar la manifestación, estudiantes del Monturiol que se disponían a salir hacia la protesta han sido retenidas ilegalmente por órdenes del director del centro y se les ha impedido salir (¡sólo a las chicas!) bajo la excusa de que sus madres y padres no habían firmado ninguna autorización.

Cuando las compañeras Marina Mata y Coral Latorre del Sindicato de Estudiantes y del Consejo Escolar del Estado hemos llegado al instituto para pedir explicaciones por este atropello, el director del centro, Alfonso Sanguino Medina, ha evitado en todo momento dar la cara y explicar porqué se estaba cubriendo esa vulneración tan grave de nuestro democrático a la huelga.

En ese momento, dos madres de dos alumnas que iban a participar en la protesta, también han denunciado que no estaban permitiendo que sus hijas salieran de clase para sumarse a la huelga. Cuando las alumnas han conseguido abandonar el aula nos han comunicado que profesores, aun conociendo de primera mano la convocatoria, han puesto exámenes para amedrentarlas de cara a que no asistieran a la manifestación. Un chantaje brutal.

Por si todo esto no fuera suficiente, cuando el director del centro se ha dignado a aparecer en el vestíbulo, ha empezado a gritar a nuestras compañeras al más puro estilo cuartelero, acusándonos de haber  “manipulado a 1.400 alumnos”, “que no pintamos nada” y que “cállate ya guapita”. En el estilo machista y racista clásico, mientras intentaba agredir a una de nuestras compañeras y fue parado por una bedela.

En ese momento, fuera de sí y como hacían los directores bajo el franquismo,  ha llamado a la Policía Local, que nos han amenazado con detenernos y llevarnos esposadas a comisaría si no abandonábamos de forma inmediata del instituto. Esta es la democracia de estos nuevos inquisidores que con su racismo vergonzante hacen el juego a la extrema derecha y su discurso del odio: enviar a la policía a los centros de estudio para que impidan el derecho de huelga e identifiquen a las representantes estudiantiles. Por supuesto, no hay ni que mencionar que al pedir el número de placa a uno de los agentes, este se ha negado a dárnosla.

¿Cómo es posible que esto suceda en el IES Narcís Monturiol? ¿Cómo es posible que el Ayuntamiento de Parla del PSOE-Más Madrid haya llenado un centro educativo público de agentes de policía? Y, sinceramente nos preguntamos, ¿cómo es posible que un personaje así, que ha demostrado su desprecio por las estudiantes, sea el director de un instituto?

Porque después de estos hechos, ha obligado a los y las estudiantes a cerrar las ventanas y bajar las persianas de todas las clases para evitar que se viera y escuchara la manifestación. ¿Qué es esto? ¿Un instituto o una cárcel? Luego, todos estos directores y equipos directivos nos hablan del derecho a la educación y se llenan la boca de “derechos”. Sí, los derechos como los entienden los reaccionarios: este es mi cortijo y aquí mando yo.

Y por supuesto, el Ayuntamiento del PSOE que se presenta como una institución abierta y tolerante, alentando esta discriminación y represión. Con estas actitudes, con estas medidas discriminatorias contra nuestras compañeras, solo hacen el juego al discurso racista e islamófobo de la extrema derecha, de Ayuso, Vox y Abascal.

Por eso, la indignación ha estallado cuando hemos llegado a las puertas del Monturiol. ¡Alfonso da la cara!, gritaban las estudiantes. ¡Arriba las persianas, abajo el racismo!

Qué valentía y qué fuerza. Y esto no va a parar. Porque hoy han sido tres centros los que se han movilizado, pero hay muchos más que sufren la misma problemática. Por eso, como hemos gritado: la unión hace el poder. No vamos a parar de coordinar a todas las estudiantes que están siendo discriminadas por vestir como quieran hasta levantar un poderoso movimiento contra el racismo y la islamofobia en toda la Comunidad de Madrid.

Porque no seremos libres hasta que todas seamos libres.