Decenas de miles de estudiantes pasarán por la pesadilla de presentarse a las pruebas de la EBAU las próximas semanas. Desde el Sindicato de Estudiantes, un año más, queremos denunciar estos exámenes injustos, arbitrarios, clasistas y que perpetúan una Universidad para la élite.
El estrés al que nos enfrentamos las y los estudiantes que nos presentamos a la EBAU es más que conocido. Esta ansiedad puntual por los exámenes se suma al ya de por si dramático crecimiento de los trastornos y enfermedades mentales entre la juventud. Además, el consumo de sustancias, ansiolíticos y las mal llamadas ‘drogas inteligentes’ para estudiar o para evitar los nervios paralizantes, cada vez empieza a más temprana edad. Con todo esto en consideración, ¿qué justificación social y humana existe para someter a la juventud a este infierno y a esta presión tan cruel? La única justificación es que no hay suficientes plazas públicas. Si hubiera plazas para todos y todas no habría motivo para hacer ninguna selección, ni para que hubiera notas de corte.
La EBAU no “nos equipara”. ¡Es una prueba totalmente clasista para cerrarnos el acceso a la universidad!
Esta competición no tiene nada que ver con lo académico. Nos jugamos todo en una calificación numérica –que depende de muchos factores y no tiene en cuenta ninguna consideración académica previa– y unas notas de corte demenciales para conseguir una plaza en Universidad. Pero, ¿cómo vamos a alcanzar semejantes notas? Si nuestros centros de estudio no tienen medios ni condiciones, las ratios están por las nubes, sufrimos la falta constante de profesores, ni nuestras familias tienen la posibilidad económica de pagarnos un viaje al extranjero para aprender idiomas o una academia particular para prepararnos mejor.
Es una criba clasista, que castiga a los estudiantes de familias trabajadoras y beneficia a aquellos con más recursos económicos – los que tienen a su alcance academias privadas, clases particulares, viajes al extranjero para aprender inglés, buena conexión a internet … y todos los medios necesarios para superar cualquier dificultad. En esta lógica, somos siempre los que venimos de familias humildes los que sufrimos el fracaso y abandono escolar o quienes hemos visto cómo nuestros centros eran duramente castigados por los recortes. Somos nosotros y nosotras quienes nos vemos expulsados del sistema educativo por razones puramente económicas.
Otra de las grandes verdades eternas que se repite hasta la saciedad es que la EBAU es una medida que nos “equipara” a todas y todos, que “fomenta la igualdad de oportunidades”, que “deshincha las notas de los que vienen de la privada” y que, por tanto, seas pobre o seas rico, al enfrentarnos todos a una misma prueba, la desigualdad de clase que pervive en el sistema educativo desaparece.
No queremos una EBAU distinta, queremos que no haya EBAU
Como cada año, a medida que se acercan las fechas de la EBAU, empiezan a aparecer voces expertas que tienen la solución definitiva a los problemas que estas pruebas conllevan: necesitamos una selectividad más homogénea, que sea idéntica en las distintas CCAA y que sea “más justa”, nos dicen.
Pero el problema de la EBAU no es ese, y no se arregla ampliando el tiempo de los exámenes, haciendo pruebas más “reflexivas” o cambiando un tema por otro. La solución pasa por eliminar definitivamente estas pruebas y los juegos del hambre que significan para decenas de miles de estudiantes que tenemos que pelearnos por conseguir una plaza en la pública y luego además endeudar a nuestras familias para pagar las tasas. Hay que crear las decenas de miles de plazas públicas necesarias para que todas y todos podamos estudiar y eliminar las tasas. La universidad debe ser 100% pública y gratuita. Existe el talento académico y hay muchas necesidades sociales por cubrir.
Si el Gobierno continúa impulsando esta política educativa nefasta, que solo favorece a la privada-concertada y a los empresarios, llegará un momento donde la línea que separa la Universidad pública de la privada se difuminará por completo.
Desde el Sindicato de Estudiantes volvemos a decir: ni EBAU ni notas de corte. Necesitamos terminar con la desigualdad de clase en la escuela pública, con el abandono escolar, con los trastornos mentales… No hay otra vía. Sí que hay recursos, ¡pero se los lleva la privada! Queremos una Universidad 100% pública y gratuita. Los hijos e hijas de la clase obrera tenemos derecho a una educación digna y no dejaremos de pelear por ella.