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Estudiantes de los institutos Narcís Monturiol, Nicolás Copérnico y Humanejos de Parla nos hemos organizado para plantar cara a la islamofobia y los reglamentos de régimen interno de nuestros institutos, en los que nos prohíben el uso del hijab.

En el IES Nicolás Copérnico y en el IES Humanejos desde hace años está prohibido el uso del hijab. Las estudiantes musulmanas que decidimos libremente utilizar esta prenda tenemos que quitárnoslo antes de entrar a clase y ponérnoslo al salir.

Ahora, en el IES Narcís Monturiol, la jefatura de estudios está decidida a modificar el reglamento de régimen interno para que no se puedan llevar prendas en la cabeza. ¡Que excusa más burda! Somos jóvenes, pero basta de insultar nuestra inteligencia así. Evidentemente esta modificación no es para que no se usen gorras en clase, es una vía para introducir un ataque racista y cubrirse las espaldas, igual que ocurre en otros institutos en Parla. No se trata de taparse o no la cabeza. Se trata de islamofobia y racismo. 

Pero lo peor es que encubren este racismo de un supuesto progresismo. Ante nuestras protestas, desde los equipos directivos nos han dicho que estas medidas nos liberan, y que prohibirnos llevar el hijab es una cuestión de laicidad e igualdad. ¡Casi les ha faltado decirnos que nos hacen el favor de nuestra vida! Pero el feminismo y la igualdad no es imponer como vestir, sino que todas y todos tengamos la libertad para decidir sobre nuestros cuerpos e identidad. Es defender el derecho de cada mujer a vestir, estudiar y trabajar dignamente, y no ser discriminada.

No necesitamos que ningún director o jefe de estudios nos venga a liberar con medidas que en realidad alientan los prejuicios racistas. Lo que queremos es una educación pública digna, con medios y recursos, científica, laica, sin autoritarismo y donde se respete nuestro derecho a vestir como queramos.  Eso es lo verdaderamente liberador.

Y además, ¿cómo puede ser que en los institutos públicos en los que se enseña religión católica, y se paga con fondos del estado el salario de curas y monjas, nos digan que el problema de la laicidad es el uso del pañuelo de algunas de nosotras? Pero que hipocresía más grande. ¿También van a prohibir a las monjas ir cubiertas? Estamos hartas de tanto cinismo y de que nos tomen por tontas.

De la misma forma que no se persigue a ningún estudiante en la enseñanza pública por llevar una cruz en el cuello o una medalla con la imagen de la virgen, perseguir un pañuelo que te cubre el pelo es criminalizar, aislar y humillar a las jóvenes musulmanas. Es una discriminación antidemocrática y racista.

En defensa de la educación pública de calidad, democrática y libre de racismo, machismo y autoritarismo

Algunos equipos directivos se piensan que nuestros institutos son su reino, y que los reglamentos de régimen interno son leyes para imponer normas antidemocráticas. Por eso es importante denunciar claramente que esta medida, igual que las referentes a la forma de vestir de las chicas, que incluso establecen cómo de cortas pueden ser nuestras faldas, que nos encontramos en decenas de IES, no se imponen en pro de la igualdad. Son precisamente la correa de transmisión de la moral homófoba y machista de los sectores integristas de la iglesia católica y la ultraderecha.

Exigimos que en los centros públicos se garantice la libertad de expresión, que podamos ser lo que somos con libertad, y que se modifiquen los reglamentos de régimen interno inmediatamente para que podamos vestir como mejor nos sintamos. Y que en los institutos donde se pretenden llevar adelante estos ataques a nuestros derechos se paren inmediatamente.

Y también exigimos al Ministerio de Educación de Pilar Alegría que ponga fin a estos reglamentos que atentan contra nuestros derechos fundamentales y fomentan el machismo, el racismo y la islamofobia en nuestras aulas.

El compromiso con una educación laica no tiene nada que ver con estas medidas represivas. No aceptamos imposiciones ni el control arbitrario sobre los cuerpos de las mujeres. Queremos estudiar, trabajar y vivir sin discriminación, opresión ni imposiciones.

Esta lucha es por el del derecho de todas las jóvenes, al margen de su origen, orientación sexual, religión o convicciones de tener una educación pública de calidad, laica, científica y democrática. Por eso el miércoles 26 de febrero saldremos a la huelga y animamos a todas y todos a sumarse a la manifestación que hemos convocado ese día a las 11H, pasando por todos los institutos en donde se están atacando nuestros derechos.