Firma aquí el manifiesto de apoyo

El pasado 24 de marzo, siete estudiantes, en su mayoría militantes del Sindicato de Estudiantes y Contracorriente, fueron citadas por la policía a declarar en la comisaría central de Moratalaz (Madrid). Cuando se personaron fueron detenidas, fichadas y acusadas de ¡desórdenes públicos, coacciones y delito de odio! ¿El motivo? Participar en una protesta pacífica el 13 de febrero.

Ese día la asociación ultraderechista Libertad sin Ira (LSI) iba a celebrar un acto con el ex portavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, en la facultad de políticas del Campus de Somosaguas (UCM). Al conocerse que este franquista utilizaría la universidad como un altavoz para difundir sus proclamas totalitarias, racistas y machistas, la indignación estalló entre centenares de estudiantes y entre muchos profesores y profesoras.

El acto estaba previsto para las 17h, pero una hora antes la vicedecana de estudiantes comunicó a los responsables de LSI que se había suspendido. Aun así, Espinosa de los Monteros decidió personarse junto a matones de Desokupa y decenas de militantes del PP y Vox para provocar y reventar la protesta estudiantil pacífica.

Durante el transcurso de la concentración las estudiantes corearon consignas antifascistas y por la educación pública. Pero parece ser que, en este país, manifestarse pacíficamente contra la ultraderecha es un delito.

Gracias a nuestros abogados sabemos que la Brigada Central de Información de la policía elaboró un expediente de cerca de 100 páginas con material suministrado, entre otros, por medios ultraderechistas como El Debate. Así fue como construyeron su denuncia. También que la jueza, después de tomar declaración a Iván Espinosa de los Monteros sin la presencia de nuestros abogados, le invitó a personarse como acusación particular contra nosotras.

Un montaje político contra el movimiento estudiantil

Como afirmó nuestra compañera Coral Latorre tras declarar en el juzgado: “somos víctimas de un montaje político organizado por la extrema derecha, que pretende convertir en un delito grave  el derecho básico a la protesta pacífica contra sus discursos de odio, racistas, machistas, franquistas y contra el colectivo LGTBI. Quieren hacernos pasar por gente violenta, pero en realidad lo que ocurrió fue una auténtica provocación de este líder ultraderechista.”

El caso de las 7 de Somosaguas es un ejemplo muy representativo, pero no el único. Los 6 jóvenes de Zaragoza que llevan en prisión más de un año por participar en una manifestación contra Vox, el encarcelamiento desde hace cuatro de Pablo Hasél, las condenas a las 6 sindicalistas de la Suiza, la infiltración policial en movimientos sociales y muchos ejemplos más, prueban la involución antidemocrática que vivimos.

Quieren vengarse del movimiento estudiantil porque hemos denunciado sus recortes y privatizaciones; de la juventud que hemos señalado a este sistema capitalista como responsable de nuestra precariedad; del feminismo revolucionario y de las cientos de miles de antifascistas que hemos levantado la bandera de Palestina contra el genocidio sionista. Quieren amedrentar a la izquierda combativa que señala la herencia franquista en la judicatura y la policía, y denuncia la política represiva del ministro Marlaska y de este Gobierno del PSOE-Sumar que sigue sin derogar la Ley Mordaza.

Sabemos perfectamente que no hemos cometido ningún delito, pero para enfrentar esta agresión necesitamos de la solidaridad de todo el movimiento estudiantil y la clase trabajadora. Por eso os llamamos a participar activamente en las acciones de esta campaña, a firmar el manifiesto de solidaridad exigiendo la absolución de los 7 de Somosaguas, y a que os organicéis con el Sindicato de Estudiantes. Nos quieren amordazadas y aisladas. Nos tendrán fuertes y organizadas.

¡Si tocan a una, nos tocan a todas! ¡Siempre antifascistas!