El 20 de abril se produjo en el Congreso de los Diputados una votación infame contra los derechos de las mujeres y el movimiento feminista. Los diputados, diputadas, ministros y ministras del PSOE unieron sus votos con el PP para destrozar la ley del Solo sí es sí. Haciendo válido el grito de “PSOE–PP la misma… es”, esta alianza de los dos partidos pilares del régimen del 78 ha mandado un mensaje: los que amparan la justicia patriarcal, esa casta de jueces educados en el machismo, en el franquismo y en que la violencia contra las mujeres no es violencia, se salen con la suya y tienen patente de corso.
Una gran farsa
Detrás de todos esos falsos tecnicismos jurídicos y de una campaña mediática furibunda y llena de odio, mentiras e insultos hacia la ministra de Igualdad, Irene Montero, por atreverse a señalar a los “tribunales franquistas y machistas”, está la intención de asestar un golpe y desmoralizar al gigantesco movimiento que las mujeres hemos levantado en las calles y que ha señalado al conjunto del sistema capitalista como el responsable de la opresión y violencia que sufrimos. Sin esta lucha extraordinaria hubiera sido imposible la aprobación de la ley del Solo sí es sí.
Por eso, esta manada de reaccionarios con toga se ha dedicado a revisar a la baja las penas a violadores con la excusa de estar obligados por la Ley de Libertad Sexual, algo completamente falso. Precisamente la nueva norma impone un castigo mayor al ampliar la horquilla penal para que agresiones sexuales que no aparecían en la legislación anterior ahora sí que puedan ser castigadas. Incluye nuevos delitos (el acoso callejero o la agresión sexual a menores sin contacto corporal con el autor) e introduce en el Código Penal agravantes como el uso de violencia de extrema gravedad, que el agresor tuviera relación de algún tipo con la víctima o el uso de sumisión química. Por tanto, son los jueces quienes deciden si aplican esos agravantes para que la pena sea más o menos elevada.
El PSOE ha vuelto a doblegarse ante los sectores más reaccionarios, ante el aparato del Estado, ante aquellos que con una gran dosis de demagogia barata y de forma cínica, como el PP y VOX, dicen que lo hacen por defender a las mujeres cuando a diario respaldan e impulsan todos los retrocesos contra nuestros derechos, desde pactar medidas antiabortistas en Castilla y León hasta justificar y aplaudir sentencias como las de La Manada.
El consentimiento: objetivo a abatir
Cuando el 6 de febrero el PSOE presentaba su propuesta de reforma de la ley, planteaba que su intención era la de “blindar” los avances feministas del Gobierno, y en ningún caso la de eliminar el punto fundamental de esta: poner en el centro del proceso judicial el consentimiento de la víctima. Este relato, absolutamente falso, ha sido encuadrado dentro de la campaña mediática contra Irene Montero y el movimiento feminista combativo y no tránsfobo, tratando de presentar al PSOE como un partido coherente y responsable, que solo trata de “enmendar los errores” de sus “torpes” socios de Gobierno. Nada más lejos de la verdad.
La reforma aprobada el 20 de abril por PP y PSOE deja el artículo 178 del Código Penal así: “Si la agresión se hubiera cometido empleando violencia o intimidación, o sobre una víctima que tenga anulada por cualquier causa su voluntad...”. Es decir, divide las agresiones sexuales en dos tipos: aquellas llevadas a cabo con violencia, intimidación o anulación de voluntad, y las cometidas sin ella. Una vuelta al sistema penal de La Manada, que pone en el centro la violencia y la intimidación, no el consentimiento.
“¿Cuánto te resististe, tienes alguna heridita que mostrar…?”. Esta es la lógica tan repugnante y despreciable a la que el PSOE y la reacción quieren regresar; que el foco esté en la víctima y que tenga que pasar por el infierno que supone demostrar que hubo violencia o intimidación cuando fueron violadas. Esa lógica que lleva a que en el Estado español solo el 8% de los casos de violencia sexual se denuncien.
Es más, esta reforma no evitará lo que supuestamente pretendía arreglar: nuevas rebajas de condena. Si atendemos a la interpretación que usan los jueces para reducir condenas, la reforma no supone ninguna alteración de la actual ley. En un manifiesto firmado por más de cien juristas señalan que la reforma del PSOE “se revela ineficaz porque, sobre todo en los delitos del artículo 178, eleva la pena en la parte alta de la horquilla (manteniendo el mismo mínimo), cuando concurren violencia, intimidación o anulación de la voluntad, si bien el grueso de las revisiones se ha producido en casos en los que no se acreditaron ni la violencia ni la intimidación, y la pena impuesta era la más baja de la horquilla”.
¡Nuestra fuerza está en las calles!
¿Así se defienden los derechos de las mujeres? ¿Negociándolos con los mismos que cuestionan la violencia machista o que cargan constantemente contra el movimiento feminista? No es casualidad la imagen de regocijo de los diputados y diputadas del PP puestos en pie y aplaudiendo a rabiar en el Parlamento. Están muy contentos de lo que han conseguido, piensan que así pueden enterrar la lucha de millones de mujeres trabajadoras y jóvenes que se han levantado contra este sistema. Y el PSOE se ha dejado arrastrar con gusto a esta situación, demostrando una vez más que no tiene ningún problema en negociar y legislar con la derecha. Lo que sea para mantener la estabilidad del régimen del 78 y defender los intereses de la clase dominante.
“El PP ha votado siempre en contra de todos los avances feministas. Si hoy vota a favor, quizá esta reforma no sea un avance: es un claro retroceso en los derechos de las mujeres”, desde Libres y Combativas suscribimos estas palabras de Irene Montero y le trasladamos nuestro apoyo y solidaridad ante el acoso reaccionario, machista y miserable del que está siendo objeto por no haberse plegado ante los poderosos. Sí, el 20 de abril ha sido “un día triste para el feminismo”.
Pero sabemos que ningún derecho se puede conquistar basándonos en hábiles negociaciones en despachos y parlamentos. Las mujeres trabajadoras, la juventud en lucha, el feminismo de clase y revolucionario, todos y todas aquellas que hemos hecho posible que cada 8M se inunden las calles señalando y desafiando a este patriarcal y capitalista, no estamos dispuestas a retroceder. Somos la inmensa mayoría y tenemos la fuerza para derrotar esta ofensiva reaccionaria.